La enfermedad renal crónica es la disminución progresiva de la función del riñón, con la consecuente acumulación de diferentes sustancias o toxinas en el organismo, retención de líquido y muchas otras complicaciones.
En etapas tempranas no muestra síntomas; sin embargo, su detección temprana en base a la identificación de riesgo, el inicio de tratamiento temprano y oportuno previene su progresión y mejora la calidad de vida a largo plazo.
Personas que ameritan estudio para descartar enfermedad renal: con diabetes mellitus, hipertensión arterial, lupus eritematoso, piedras en los riñones, obesidad, enfermedades de corazón, desarrollo presión arterial alta antes de los 30 años o después de los 60 años, consumo crónico de antiinflamatorios no esteroideos (ketorolaco, diclofenaco, etc), antecedente de familiares con enfermedad renal, quistes en los riñones, que se encuentren en diálisis peritoneal o hemodiálisis y antecedente de cursar con un evento de daño renal agudo durante alguna hospitalización.
Acude a valoración para un diagnóstico temprano y tratamiento oportuno.
En etapas tempranas no muestra síntomas, pero puede ser detectada de forma oportuna por medio de dos sencillas pruebas: 1. examen general de orina para verificar presencia de proteínas y eritrocitos (sangre); 2. Química sanguínea para valorar el nivel de creatinina sérica.